Gotas o ungüentos antibióticos

La córnea es una barrera protectora. Cuando se raspa, se abre una puerta para que las bacterias entren en el ojo, lo que podría llevar a una infección seria y potencialmente dañina para la visión. Los antibióticos (en forma de gotas o ungüento) actúan eliminando o impidiendo el crecimiento de estas bacterias.

Aunque el cuerpo tiene una capacidad asombrosa para curar la abrasión por sí mismo, una infección bacteriana en la córnea (una queratitis) es una complicación muy seria que puede causar dolor intenso, cicatrices permanentes y, en casos graves, incluso una pérdida significativa de la visión.

El uso de estos medicamentos asegura que, mientras la córnea se regenera, cualquier bacteria que intente colonizar la zona lesionada sea eliminada o su crecimiento sea inhibido. Es crucial entender que los antibióticos no aceleran la curación del rasguño en sí, sino que protegen el ojo de una amenaza mayor que podría comprometer todo el proceso de recuperación y el resultado final de tu visión. Por ello, su aplicación es un paso indispensable para una curación segura y sin complicaciones.

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